Supongo
que no fuimos más que eso, una forma de parar el tiempo durante unos minutos,
de controlar el descontrol. Una simple ironía que pretendía ser verdad. Y
realidad. Algo que nunca fue, que tan solo pasó en algún lugar del espacio pero
que ahora se ve demasiado lejano. Supongo que es verdad eso de que uno puede
aprender a perder oportunidades y de que a partir de las dos de la mañana no
ocurre nada bueno si está planeado. Que los cafés se enfrían más rápido de lo
normal si te los quedas mirando y que no dejan de arder nunca si tienes prisa.
Que los trenes vienen y van y presencian sin darse cuenta las historias de amor
más bonitas que jamás se hayan escrito; porqué ellos no se dan cuenta, pero si
te subes a uno y te paras a observar la gente.. lo ves, lo ves en sus ojos.
Porqué cuando alguien se enamora se le nota, aunque sea el tío más duro del
mundo. O aunque no quiera mostrar sus sentimientos. Así que sí, supongo que no
fuimos más que eso, una forma de controlar el descontrol por un instante. Y eso
es lo realmente bonito.