Antes solía levantarme a
las tres de la noche para escribir lo que me pasaba por la cabeza, ahora
simplemente intento acordarme al día siguiente y escribirlo con el mismo
sentimiento, y si no me acuerdo no me afecta. Mis amigas eran lo más importante
de mi vida y ahora hay veces en que ni siquiera las reconozco, ni siquiera nos
reconozco juntas. He olvidado eso de bailar sola en casa como si me fuera la
vida y el arma infalible que eran las cosquillas ya no me afecta siempre. Los libros han pasado a mejor
vida (y lo odio, lo odio demasiado) y las tardes en que me ponía delante del
ordenador con el único propósito de escribir uno de ellos se han perdido en otra dimensión no explorada. Que le den a facebook, a twitter, a instagram y a
todo lo que me quite las ganas de concentrarme para escribir. Puede que sea más
madura, que estudie y trabaje y tenga novio, pero sinceramente no quiero esta
vida. ¿Qué me ha pasado? Supongo que cuando uno se hace mayor pasa a invertir su
tiempo en otras cosas, pero ¿qué pasa si no quiero? ¿Qué pasa si quiero volver
a levantarme otra vez a las tres de la madrugada para escribir y a tener con
cada una de ellas la complicidad que tenía antes? Supongo que ahora veo las
cosas de otra forma, que muchas de esas pequeñas cosas han pasado un poco a ser
un gasto de tiempo, pero no quiero dejarlas atrás, sigo queriendo por encima de
todo escribir un libro, reír hasta llorar por las cosquillas y tenerlas a ellas
y a él todo el día a mi lado, compaginar el amor con la amistad con el estudio
con los libros y que aun así me sobre tiempo. Sé que pido lo imposible, pero no
puedo seguir así, y yo soy la única que puede darle otro sentido a esa sucesión
de días en blanco y negro que tengo por vida.